En esta vida todo ocurre por algún motivo. Pueden pasar días, meses, o incluso años pero algún día entendermos por qué ha ocurrido eso que tanto daño nos ha hecho y nos daremos cuenta de que gracias a ese hecho, nosotros hemos crecido. Hemos aprendido algo, y ese algo nos ha cambiado en nuestro interior, hemos madurado.
No debemos preguntarnos jamás el porqué de las cosas. La pregunta apropiada es: " ¿Qué voy a aprender de eso?". Seguramente no tengamos una respuesta en el momento que nos hagamos esa cuestión, pero llegará un momento en el que nos daremos cuenta del aprendizaje que hemos obtenido.
No temas, la vida es muy sabia, y nos tiene preparadas muchas pruebas que debemos superar para crecer, para que nuestra alma evolucione, y así alcanzar su fin, SU SER PLENO. Esto nunca lo lograremos en nuestra vida, que sólo es un camino sin meta, una montaña sin fin, que tendremos que escalar cada instante de nuestra existencia sin un mínimo descanso.
¿Qué voy a aprender? Si no somos capaces de responder a esta pregunta, quedémonos solos y pensemos, pensemos en lo bueno y en lo malo. Aprende de ti mismo, evoluciona, solo así podrás conocer lo más profundo de tu ser, eso que normalmente se pasa por alto. Aprende a escucharte, a sentirte, piensa que la soledad no es mala. La soledad siempre nos acompaña y es la única que nos entiende. A ella confiamos nuestros peores rasgos y defectos. Si hay alguien que realmente nos conoce, esta es ella. La soledad te ayudará a contestar la pregunta. No le temas, ella no quiere hacernos daño, solo nos quiere acompañar en los momentos más difíciles de nuestra vida, cuando realmente estamos evolucionando.
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