Por M. Campos.
En estas primeras palabras del año, queremos hablar sobre los típicos propósitos de año nuevo. Cada inicio de año, todo el mundo suele sentir una renovación y las ganas de introducir cambios importantes en su vida. Entonces hacen una enorme lista, a la que añaden un montón de mejoras en la actitud, el trabajo, las relaciones... Incluyen cambios posibles y cambios que ni ellos mismos se proponen cumplir en ningún momento, pero una lista de buenos propósitos hace sentir bien a uno, aunque sea un evidente autoengaño.
Luego la realidad es que de esas transformaciones, cuando transcurre y finaliza el año, sólo dos o tres han llegado a puerto. El resto volverán a estar en la lista del año siguiente y así pasarán los años, con los cambios en el papel o en la mente, pero nunca materializados en la vida real.
En esta ocasión, con el 2012, quiero proponerte que elabores una lista de propósitos muy corta, o mejor aún, que elijas solamente uno, pero que sea uno que desees llevar a cabo de verdad, y en el que vayas a volcar de verdad todo tu empeño.
Mis deseos para ti, en este nuevo año, son que tengas la valentía y la suerte de tachar todos los ítems de tu pequeña lista o que seas capaz de llevar a cabo esa transformación que elijas como la más importante.
¡FELIZ 2012!
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