EL SENTIDO DEL SUFRIMIENTO

Por M. Campos.

El sufrimiento tiene un sentido, y un sentido muy positivo. Tal vez, de buenas a primeras, ésta pueda parecer la frase de un loco, pero déjame demostrarte que tengo razón en lo que digo.

Los seres humanos solemos preguntarnos el porqué de nuestro dolor, la causa de nuestras desgracias, y éstas parecen preguntas retóricas a las que nunca encontraremos respuesta. Observamos con rabia como las mejores personas suelen ser las que más sufren, y nos cuesta entender por qué nos ha tocado convivir con tantas dificultades.

El dolor en la vida es algo inevitable, algo a lo que todos tenemos que enfrentarnos en mayor o menor medida, sin excepción. Es por ello que la forma en la que estemos dispuestos a encararlo puede determinar en gran parte nuestra felicidad o nuestra tristeza, nuestra serenidad o nuestra inquietud.

Ante el dolor tenemos dos opciones:


1. Rechazarlo y creer que es una traición de la vida, de forma que sólo lograremos aumentarlo.


2. Esforzarnos en conocer su origen y en aceptarlo, de forma que se convierta para nosotros en una oportunidad.

Has oído bien, el sufrimiento es una oportunidad, una oportunidad de transformación, de evolución, de purificación, de refinamiento hacia un ser mejor.

Tal vez nunca te hayas detenido a revisar de forma retrospectiva todos los momentos de sufrimiento de tu vida. En nuestra sociedad, el dolor es algo feo, malo, indeseable, que es mejor evitar y olvidar cuanto antes. Craso error. Cada situación difícil en nuestra vida es una lección. Si nos negamos a enfrentarnos a la adversidad, no podremos superarla. Si concebimos el sufrimiento como mala fortuna y lo olvidamos en cuanto podemos, no podremos extraer las enseñanzas que ha venido a depositar en nuestra vida.

El dolor es una ocasión para aprender, es un trampolín para la evolución. A través de las situaciones dolorosas nuestro ser evoluciona a un ritmo superior al normal. Seguro que si miras atrás, como te decía, podrás observar como tras cada bache de tu vida, has salido finalmente renovado, mejorado.

Todo ocurre por una buena razón, y ésta es que tú te conviertas en una mejor persona. Si abres tu alma y descubres esta gran verdad, aprovecharás mejor tu vida, y cumplirás todo aquello que has venido a hacer a la Tierra, que es la verdadera escuela de tu ser. Desde mi propia experiencia vital, apuesto a que no te apetece repetir curso.